BLANQUEAMIENTO DENTAL
Para llevar a cabo un blanqueamiento dental se deben dar una serie de condiciones en el paciente:
- Las superficies de los dientes deben estar limpias y sin placa bacteriana.
- Se requiere una higiene dental muy cuidada.
- Las encías deben estar sanas.
- No debe haber presencia de caries, ni infección, ni obturaciones filtradas.
En determinadas situaciones no está indicado someterse a un tratamiento blanqueador:
- Durante el embarazo y el periodo de lactancia.
- Si los dientes presentan fisuras profundas.
- En algunos dientes anteriores con prótesis fijas.
- En dientes muy jóvenes(menores de 13 años)
- En casos de hipersensibilidad dental.
La Odontología moderna pone a nuestro alcance distintas técnicas de blanqueamiento dental.
Los actuales métodos de blanqueamiento dental son sencillos, no requieren muchas sesiones, no dañan los dientes, respetan los tejidos y ofrecen resultados probados.
El tono de los dientes constituye una característica innata, ya que viene condicionada por la genética:
- Esta tonalidad depende del grosor y calidad del esmalte (que es casi transparente) y del color y calidad de la dentina de cada diente.
- Es decir, que el color final de las piezas dentarias es la expresión de la calidad y tonalidad de las estructuras anatómicas que las constituyen.
- Dichos elementos están integrados por unas sustancias cromóforas, que le dan al diente el color natural.
En el proceso de blanqueamiento los productos químicos actúan sobre los dobles enlaces de los cromóforos y los convierte en moléculas y partículas oxidadas con color menos intenso.
Existen una serie de factores que pueden alterar el color inicial con el que la naturaleza los ha dotado:
- Entre ellos, el paso de los años, que es un proceso fisiológico, pero también otros que podemos prevenir de forma sencilla.
- La mala higiene bucal es una de las causas de aparición de manchas sobre el esmalte y del oscurecimiento de los dientes. Por ello es importante cepillarse los dientes tras cada comida y el uso de la seda dental.
- Además debemos evitar el consumo excesivo de café, té, tabaco, vino tinto, chocolate y de bebidas gaseosas, sustancias que pueden oscurecer nuestros dientes.
- Algunos medicamentos que contienen tetraciclina, tienen entre sus efectos secundarios el de provocar tinciones dentales.
- También algunos complejos vitamínicos a base de hierro o el uso continuado de colutorios con alta concentración de clorhexidina pueden hacer que aparezcan manchas en los dientes.
- En ocasiones los dientes se oscurecen tras sufrir un traumatismo o después de la endodoncia.
Actualmente existe una amplia gama de productos que prometen dientes blancos y brillantes. Sin embargo, el uso inapropiado de dichos productos, que son dispensados sin receta médica, puede lesionar las encías, ya que con frecuencia son muy agresivos.
El blanqueamiento dental es un proceso clínico que trata de conseguir que se aclaren entre 2 y 3 tonos.
Si una persona se blanquea demasiado los dientes puede sobrepasar el punto de saturación del color y su dentadura dejará de parecer natural.
Antes de someterse a un blanqueamiento el dentista realiza una historia clínica, un diagnóstico personalizado de cada paciente y se toman medidas de las arcadas del paciente.
Existen dos tipos de agentes blanqueantes:
- El peróxido de hidrógeno.
- El peróxido decarbamida.
- Ambos se emplean a distintas concentraciones, según el paciente realice el tratamiento en la clínica dental o en su casa.